Y una nueva causa: a pesar de cierta oposición, la mayoría de los pueblos circundantes veían como un gran beneficio el nuevo pueblo por la riqueza, comercio y seguridad que traería, así como la descongestión que representaba para la excesiva población que había alcanzado Don Benito. Los objetivos principales fueron: crear riqueza, poner en explotación extensos baldíos y erradicar el bandolerismo, lacra que azotaba gravemente a nuestra zona.
También Coria, Batuecas, Valvanera, Zafra… Sin embargo, no se conseguirían tantos éxitos como se esperaba. Además de las que aquí estudiamos, hubo otras peticiones posteriores, como en 1836 para crear Corchuelas (Cáceres) y, en 1841, cuando Antonio Flórez Galán y otros aspiraban a fundar una nueva población en Castillejos, junto a Arroyomolinos, zona de Montánchez.
Los intentos de repoblar Extremadura se dieron ya en la segunda mitad del siglo XVIII. Esta última concedía graciosamente el título de barón a quien estableciese a su costa un lugar de 15 vecinos, a lo que, claramente, aspiraron los promotores de Valdegamas. La fundación de nuestras poblaciones se basó en los reales decretos de 1770 y 1793 sobre labor y ganadería, así como el aumento poblacional por cédula de 22 de julio de 1819.